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sábado, abril 12, 2014

Crónica del Retiro de Preparación de la Semana Santa


El sábado 5 de abril tuvimos un día de retiro en casa de Jesualdo, en el campo de Bullas. El madrugón o el mucho sueño acumulado no te hacen merma en el ánimo cuando estás lleno de espíritu. Vas como a volandas. Así que citados unos cuantos en el Palacio de Almudí salimos de Murcia en una fila de coches que unos más rápidos otros más lentos nos dirigimos a Bullas. Este día nos iba a dar la oportunidad de ponernos a disposición a vivir la Semana Santa. De darnos nuestros momentos de oración y poder convivir un poco en comunidad, sobre todo en la hora de la comida. Alrededor de las 10:15 iniciamos el día ayudando a Justo a preparar la ermita. Tapando las ventanas, preparando la mesa del Señor, y muchas más cosas para ir dando el ambiente adecuado para poder entrar con mucho espíritu Para prepararnos para vivir la Semana Santa Justo nos tenía preparados dos oraciones compartidas y una presentación power point muy trabajada. La mañana iba a girar en torno a dos momentos cruciales para nosotros como cristianos. La primera, los últimos momentos de Jesús antes de entregar su vida por nosotros con título "Jesús muere en la cruz". El segundo momento o segunda oración es "La Resurrección", crucial para nosotros. Es lo que nos da sentido y luz a nuestras vidas, a la vida de todas y todos. Terminada la introducción en la ermita Justo nos regala dos horas de oración. La aportación de textos para el retiro particular de cada uno y la inmersión en la naturaleza te ayuda a ponerte en presencia del Señor. Qué maravillosa es la naturaleza!! El silencio está impregnado por todas partes. El aire bajo el sol, silencioso y reconfortante contrasta cuando te pones bajo un árbol donde la sombra te refrigera e incluso el aire empieza a dar silbidos moviendo las ramas. En fin, son muchas las cosas que aporta la naturaleza, sólo hay que apagar un poco los sentidos y encender el corazón. Casi al final de la oración sucedió que bajando por un camino que lleva hasta el río. En el margen de la carretera había una pendiente por donde asoma también el río. Pues por ese lugar, como sorpresa, había allí una madre jabalí con sus cuatro pequeños. Así que haciendo más señales con las manos para respetar en lo posible el silencio muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de ver a esa pequeña familia desde la distancia dando saltos sobre el río. Algún jabato se daba un capuzón que otro. Sigo sin entender cómo no salieron huyendo a causa de nuestra presencia. Algunas veces era la madre quien nos miraba y lanzaba una mirada desafiante y parecía que quien iba a salir corriendo de verdad no eran ellos. Es difícil describir todos los detalles con los que cada uno vivió el retiro pero los que había de sobra eran muchas ganas de hacer oración y cualquier tarea o ayuda que nos pidiera Justo era llevada a cabo con mucha alegría y con no menos espíritu. Que por cierto, a la memoria de además de tapar las ventanas me viene también a la cabeza cuando subimos a hombros entre varios la mesa de la capilla que pesa más que un quintal. Pero es que lo mejor es que la cogimos como si de nazarenos estuviésemos vestidos y con la estimable coordinación de nuestro amado Pedro nos pusimos a bailar la mesa, a moverla a derecha o a izquierda, a dejarla en el suelo, etc. y así todos, sin ninguna descoordinación, al unísono de Pedro no rompimos las patas de la mesa ni tampoco nuestras espaldas. Estábamos todos citados a la 13:15 para la celebración de la misa y para compartir nuestras oraciones. En la misa estábamos sentados todos en torno a la mesa del Señor. Y a petición de Justo comenzamos una ronda de presentaciones donde cada uno de nosotros decíamos cómo nos llamábamos y a qué grupo pertenecíamos. Había gente del grupo Arrupe, de la comunidad de Vida, de Matrimonios e infiltrados. Sí, habían infiltrados. Algunos bajo un sol digno de verano nos estábamos poniendo colorados. Los intentos de Jesualdo por poner una sombrilla tras la mesa del Señor, luchando contra el viento, el propio artilugio de la sombrilla y contra una rama oculta que impedía que la sombrilla se pusiera en su sitio para acabar finalmente sin dar sombra. La música de la misa, el momento de la paz y el baile aeróbico final hacen que la misa sea misa de familia y como en cualquier familia siempre reina la alegría. Llega el momento de la comida y como viene siendo costumbre colaboramos todos aportando nuestro granito de arena comunitario. En la comida comienzan las idas y venidas a la cocina y a la nevera oculta en una habitación que creo recordar que estaba apuntalada, pero qué más da si se te cae el techo. Hacemos una mesa estupenda con comida de punta a punta. Estoy seguro que más de uno se quemó de tanta sobremesa bajo ese sol de verano... Finalizada la comida ya empiezan a respirar oídas de que hay previsto un safari. Esta vez con tres vehículos todoterrenos. Uno con vaca incorporada con espacio para tres o cuatro (hubieron valientes que hicieron parte de la ruta subidos a la vaca…) y otro con un carro o carromato metálico, todo desconfort y lleno de polvo. Nos adentramos en la jungla o tierras murcianas, sólo habitadas por jabalíes, ciervos y muflones. Pudimos respirar aire puro y vimos a muchos ciervos subiendo el costado de una colina. Bueno, os he escrito este retiro sabiendo que me dejo muchas cosas sin escribir por eso confío más en la cámara de fotos de Felipe. UNIDOS EN LA ORACIÓN!!
Autor de la crónica: FEDE

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